«En la humildad de su historia, está la grandeza de una persona» Conchita Vargas Lugo

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Soy Conchita Varga Lugo. Mi vida, siempre lo digo, es fuera de lo común. Vivo una libertad donde puedo dedicarme a lo que me apasiona.

Recordar los últimos 40 años de mi vida, me hacen sentir muy humilde ante la grandeza de Dios; le agradezco siempre. Soy una madre soltera de 56 años; he luchado incansablemente por sacar adelante a mi hija Paola, he sobrevivido al cáncer; me he caído y levantado, pero siempre he soñado con dejar huella, para que Paola y mis nietos, que algún día tendré, me recuerden sirviendo a los demás y luchando por sus sueños.

Bien dicen que recordar es volver a vivir, pero también añorar. A mí me fascinaría que regresara el México de hace treinta años. Con sus valores, su ética, su código de honor, esa libertad de los infantes jugando en la calles, o caminar sin miedo por la noche, pero que, al mismo tiempo existiera toda la tecnología que hoy tenemos al alcance; celular, internet, redes sociales y supercarreteras. ¡Eso sería el México perfecto!

Hoy quiero a provechar esta tecnología y compartir contigo mi historia e invitarte a contar la tuya.

En 2001 me enfermé

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Soy educadora con especialidad en deficiencia mental, capacitadora y motivadora en reconocidas empresas. Me preceden veintidós años de experiencia, pues encabecé, por once años, la franquicia más importante de Arte en Tapicería, que cuenta con más de sesenta tiendas en México.

Luego, después de cuatro años de arduo trabajo en la industria del mercadeo en red con la empresa USANA, obtuve mi primer millón de dólares. Actualmente continúo trabajando en esta organización y veo realizarse mis sueños.

Recuerdo que vivía una vida perfecta. Pero un día, me vi en la necesidad de buscar empleo. Retomé la docencia en la sierra de Vizarrón en Querétaro como maestra rural; mi familia y mis raíces estaban ahí, por eso me quedé un tiempo. Trabajaba de siete a siete, pues tenía dos plazas. Ahora, evoco aquella experiencia como algo hermoso; prendí mucho de los niños, de esa inocencia que jamás debemos perder.

     A veces pienso: ¿Qué puedo hacer yo para que las cosas cambien?

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Pero también, en aquel entonces, mi mundo se desgajaba, tenía graves problemas financieros y grandes pérdidas en mi empresa. Sólo poseía mi fe y mi deseo de salir adelante. Oré a Dios para que me enviara la oportunidad que necesitaba. Pienso que no solo basta creer en Dios, sino creerle a Dios, para saber que lo que deseas se hará realidad. Y así fue.

Conocí un concepto que me atrapó por su gran sencillez y su gran potencial; se trataba de una poderosa oportunidad; un concepto que las grandes compañías a nivel mundial ya están empleado por sus grandes ventajas. Encontré una empresa cuyo  esquema de compensación por mi trabajo era ideal; me pagaban de acuerdo a mi esfuerzo y al de mi equipo. Era exacto lo que necesitaba; asociarme con una prestigiosa empresa internacional y con muy baja inversión (yo no tenía dinero), ahora solo tenía que poner en práctica lo que describí anteriormente.

Emprendí el trabajo, aprendí, perseveré y alcancé un resultado que ha superado mis expectativas. Actualmente soy la distribuidora con grandes logros, récords y premios nacionales e internacionales. En México cuento con un equipo de trabajo de miles y miles de personas. Siempre estoy formando grupos nuevos y capacitando líderes de impacto. Hago lo que me apasiona; ayudar a los demás, para que salgan del mundo del empleo y se unan al de los empresarios. Así, sigo buscando soñadores que quieran dejar huella y que al subirse a un escenario digan: lo soñé, lo vi, lo creí y lo logré.

Todo el mundo cree que se necesitan millones de pesos para poner una empresa y eso no es verdad. Lo que se necesita es una creencia, una oportunidad potencial y una gran dosis de actitud para tomarla y desarrollarla. Y si a esto le agregamos humildad para aprender; trabajo y perseverancia, te puede pasar lo que a mí. Si yo salí adelante, tú también… Hoy sé que mi futuro no está delante de mí, sino se encuentra dentro de mí.

Fue así como me asocié con la compañía líder a nivel mundial en el segmento de productos de grado farmacéutico dedicados a promover la salud a través de la nutrición celular.

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Me puse a trabajar, aprendí, perseveré y el resultado ha superado mis expectativas.

En mi experiencia, me he dado cuenta que para alcanzar el éxito, basta sólo con hacer bien lo que hago, tener paz interior y dar el ejemplo con mis actos. Por ejemplo, la responsabilidad de cuidar el agua, cuidar y amar a mis mascotas o darle a las personas que ayudan en mi casa un salario y trato justo. Convivir en armonía y amor con mi hija, seguir soñando y trabajar con perseverancia. Creo que si hago esto, y cada uno hiciera esto en su casa con su familia, México tendría paz.

Siempre tengo nuevos sueños y la pasión para realizarlos. Hoy salgo a buscar soñadores, que como tú, esperan su gran oportunidad.

Es la hora de soñar, es la hora de las oportunidades, es la hora de cambiar. Te invito a que te unas a mi equipo y hagamos juntos la diferencia. Contáctame y compárteme tu historia…

Un comentario en “«En la humildad de su historia, está la grandeza de una persona» Conchita Vargas Lugo

  1. Conchita hoy por primera vez he escuchado de ti y la verdad has causado un impacto muy grande en mi, me recuerdas mucho a quien fuera mi madre y senti un impulso por escribirte esta corta nota. Me encanta la cantidad de vodas que tocas e impactas, trabajo que quiero desarrollar pero que mis miedos no me han dejado hacerlo. Desarrollo la red de mercadeo de Gano Excel acà en Colombia desde hace unos 9 meses y a pesar de haber alcanzado el rango de oro me siento atada a mis miedos. Pero bueno, esta nota no es para hablar de mi, sino simplemente darte mi saludo, respecto y admiraciòn.

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